En definitiva, nuestras vidas han dado un giro total a partir de esta epidemia mundial. Desde nuestros hábitos de consumo, hasta la manera en la que nos hemos y vamos a relacionarnos entre nosotros mismos y con el ambiente, así como también en las nuevas formas de construir y diseñar los espacios públicos.
Ya nada volverá a ser igual que antes, nuestros espacios de trabajo no volverán a ser tan pequeños ni ajustados, nuestras formas de reunirnos cambiarán drásticamente y definitivamente tendremos que elaborar nuevas herramientas de automatización en edificios y espacios con altas afluencias para evitar el contacto con objetos que potencialmente puedan estar contaminados. Es este último punto una de las cuestiones cruciales que aquellos que diseñan y cuidan el espacio público deben tener muy en cuenta.
Automatizar puertas, elevadores, luces e incluso organismos mucho más completos y amplios como comedores, es un proceso que ya ha comenzado a desarrollarse desde años atrás, sin embargo, algunos pasos dentro del uso de estos importantes elementos de la vida diaria, aún no ha logrado progresar la eliminación del contacto con botones, y, así también, la eliminación de riesgo por contacto con objetos contaminados.
Imagina cuántos objetos tocabas en un día normal antes de la epidemia, un estudio realizado en 2015 por la BBC revela que en promedio tocamos 140 objetos al idea; la puerta principal de casa para cerrarla correctamente, el tubo de apoyo para bajar las escaleras hacia el transporte público, el dinero que intercambias con los comerciantes, el botón del elevador que compartes con las otras 3000 personas del edificio, los aparatos de la sala de ejercicio que compartes con los otros suscriptores de tu gimnasio ¿Cuántos más agregarías tú?
Eliminar todos los peligros de contagio por contacto con objetos contaminados es una tarea titánica, desde completa automatización para eliminación del contacto, hasta continua sanitización de objetos que son usados continuamente por distintos usuarios. Los diseñadores de los espacios públicos y de los objetos que constituyen los mismos, deberán contemplar esta nueva condición de sanitización y contacto mínimo en sus nuevos diseños, y así reinventar toda una nueva forma de arquitectura y construcción.