Frente a la serie de problemáticas a las cuales nos enfrentamos durante esta crisis mundial debido al nuevo virus de la familia de los coronavirus, una de las que no puede ser dejada de lado es la de los retos de la arquitectura frente a la prevención del contagio de diferentes pandemias en el futuro. Los cambios en las líneas y diseños arquitectónicos a partir de la aparición de epidemias o enfermedades no conocidas, no es algo nuevo, sino un evento recurrente que se remonta a, por ejemplo, la renovación de Haussmann del París de 1800 y la reformación de la infraestructura londinense a raíz de la epidemia de cólera de 1954.
No podemos decir, pues, que la humanidad no tiene experiencia en este sentido, además, habría que tomar en cuenta que la arquitectura se vale continuamente de los múltiples y distintos avances de la humanidad, por lo que se nutre de todas las nuevas necesidades humanas y cambios en el mundo, aunque todos estos no sean siempre respectivos con la idea de progreso mismo, como aparentemente sucede en el caso de las epidemias.
A pesar de que las epidemias no parecen contribuir, en un primer momento, al progreso y avance de la humanidad, podríamos decir, más bien, todo lo contrario. Aunque aún no tenemos claro cuáles serán los cambios que vendrán en la arquitectura a partir del conocimiento que nos deje esta nueva epidemia, las tendencias apuntan a una mayor aplicación de los procesos de automatización y tecnologías en espacios públicos para evitar contacto con objetos o personas contaminadas por algún virus, así como diseños de espacios públicos continuamente visitados con sistemas para autolimpieza después de cada uso o de cierta cantidad de tiempo.
Por otro lado, la arquitectura hospitalaria también se verá transformada a partir de esta experiencia. Hemos visto cómo los hospitales no se dan abasto con la cantidad de pacientes que reciben, esto no sólo se debe a las notorias debilidades de los sistemas de salud alrededor del mundo en tanto cantidades de médicos y herramientas de trabajo, sino también, en las capacidades de los espacios construidos para enfrentar una epidemia de este tipo. Así pues, los proyectos arquitectónicos de hospitales tendrán que contemplar ahora las distintas posibilidades y problemas que abrió esta crisis mundial.
Las condiciones de seguridad sanitaria y prevención de contagio serán entonces parte de las nuevas influencias arquitectónicas haciendo que los espacios, públicos y privados, tengan un mejor manejo de los recursos ingenieriles y tecnológicos de salud.
