El cierre de escuelas debido a COVID ha tenido un impacto psicológico en los niños. La crisis ha enfatizado que la escuela no solo satisface una necesidad educativa, sino también los aspectos sociales y físicos de la vida de los jóvenes.
El regreso a la escuela después de la pandemia nos da la oportunidad de revisar nuestras prioridades escolares y la actividad física, como todos sabemos, tiene un efecto positivo en todos los aspectos de nuestra salud.
La escuela ofrece muchas cosas pero, lo que es más importante, también permite una conexión, un entorno estructurado en el que los niños pueden aprender y desarrollarse entre sus compañeros. Un espacio para crecer la confianza en uno mismo, las amistades y participar en un entorno social seguro.
El juego al aire libre debe abarcar dos cosas vitales, el factor de emoción que trae desafíos y riesgos, el factor imaginativo donde el aire libre puede brindar infinitas oportunidades para involucrar la mente de los niños de manera saludable.
El equipo creativo del patio de recreo debe estar diseñado para fomentar el juego natural dirigido por los niños, que es esencial para el desarrollo. Un entorno correctamente diseñado ofrece numerosas ventajas que ayudan a la expansión del niño de muchas formas.
Esta pandemia nos brinda la oportunidad de repensar y rediseñar la forma en que apoyamos las oportunidades sociales de nuestros hijos para el juego informal y la recreación en la escuela. Asimismo, el mobiliario urbano tiene un gran impacto en la forma en que las personas utilizan los espacios públicos al aire libre, como parques, plazas, jardines públicos, edificios de oficinas e incluso aparcamientos.