El urbanismo es una de las disciplinas más importantes dentro del diseño, renovación y construcción de ciudades, por lo que teorizar en torno a ella y revisar los trazos académicos que la constituyen, es de suma importancia. Dentro de las cuestiones teóricas que se construyen dentro de esta disciplina, destaca la que está vinculada a la participación ciudadana. La participación ciudadana se define, a grandes rasgos, de un mecanismo que permite democratizar diferentes procesos dentro de un Estado y, en el caso del urbanismo, sirve para integrar opiniones y experiencias de quienes habitan las ciudades.
La incorporación de los razonamientos individuales y colectivos de la ciudadanía permite permear la teorización del urbanismo con problemas efectivos de la sociedad, reduciendo así la brecha que existe entre el diseño urbano de privilegio teórico y el diseño urbano que efectivamente resuelve las necesidades de la mayoría de los habitantes en las ciudades.
Cuestiones como la estructura del transporte público, restricciones en la construcción de nuevas viviendas en ampliaciones de ciudades, apertura de nuevos negocios en zonas históricamente habitacionales, entre muchas otras más, son problemáticas que encuentran sus dificultades sustanciales solo en su efectiva vivencia.
El ejercicio de un urbanismo ético y responsable es sumamente importante para construir ciudades en donde todos los mundos sean posibles y donde, al mismo tiempo, quienes se encuentren en desventaja de transporte, movilidad o ejercicio digno de la vivienda, puedan encontrar un elemento seguro que garantice una vida plena dentro de las ciudades.
